Nadie viene a salvarte
Te subestiman, te lastiman… y los ganas
Hay experiencias que parten tu vida en dos.
No porque sean glamorosas, sino porque te obligan a preguntarte:
“¿De qué estoy hecha realmente?”
Eso le pasó a Ceci Flores, actriz, conductora y directora, cuando decidió dejar la universidad por un semestre, apagar el celular, despedirse de su familia y entrar a un reality extremo: Reto 4 Elementos, Naturaleza Extrema.
Diez semanas en la selva.
Sin reloj.
Con poco sueño, poca comida… y muchos bichos.
Empujar barriles que pesan el doble que tú, colgarte casi 40 minutos de un poste, comer cucarachas y licuados imposibles mientras la cámara te apunta… y aun así no rendirte. No por un premio, sino por algo más profundo: demostrarte que no te subestimaste.
Esta es la historia de una mujer que descubrió que su fuerza real no estaba en sus músculos, sino en su mente. Y que hoy nos viene a recordar algo incómodo, pero liberador:
el límite casi nunca está afuera… está en tu cabeza.
Cuando el problema es creer que “no puedes”
Tal vez tú no estás en una selva comiendo larvas, pero sí viviendo tu propio “reality” diario:
- Te da miedo intentar algo nuevo porque “¿y si fallo?”
- Te aterra salir de tu rutina, aunque ya no te haga bien.
- Crees que el cansancio, el estrés o la falta de energía “así son” y punto.
- Te comparas con los “más fuertes”, “más grandes”, “más preparados” y decides que tú no.
Nos pasa a todos:
confundimos comodidad con seguridad y evitamos cualquier reto que nos saque de la zona conocida.
Ceci también era así en algo muy puntual:
no soportaba ni ver un bichito cerca.
Y terminó con una tarántula caminando por su cuerpo… y sin entrar en pánico.
No porque de repente “dejara de tener miedo”, sino porque entendió que puedes seguir adelante incluso con miedo. Y ahí cambió todo.
La mente más fuerte que el cuerpo
Cuando Ceci recibió la llamada para entrar al reality, estaba a media carrera de cine.
Tenía una regla familiar muy clara: primero la escuela.
Y aun así, su papá le dijo algo que le cambió la jugada:
“Estás estudiando para tener una gran vida profesional.
Si esta oportunidad puede ayudarte en eso… tómala.”
Con esa bendición, Ceci se fue 10 semanas a la selva.
Ahí se encontró con tres grandes maestros:
El cuerpo que aguanta más de lo que creías
Antes del reality, Ceci entrenaba como “flaca cuidadosa”:
poco peso, miedo a lastimarse, mucho límite mental.
En el juego se topó con:
- Empujar barriles gigantes pesando apenas 44 kilos.
- Cargar, jalar, trepar y aguantar tiempos que jamás había imaginado.
- Competir lesionada: nervio del bíceps lastimado, dedos esguinzados, rodilla golpeada.
Y aun así seguía.
No porque el dolor desapareciera, sino porque descubrió que la cabeza decide antes que el músculo cuándo te rindes.
El hambre, el sueño y la incomodidad como entrenamiento mental
Nada de buffets, nada de “healthy brunch”:
- Días enteros a base de huevo, arroz, un poco de pollo y crudités ralladas.
- Horarios rotos: grabar a medianoche, dormir en el piso, levantarse sin saber qué hora era.
- Aprender a disfrutar cuatro horas de sueño como si fueran ocho.
El cuerpo se adapta.
La mente se queja primero… o se vuelve cómplice.
El equipo como gasolina emocional
Había pruebas en las que el cuerpo ya no daba, las lesiones pesaban y la nostalgia por la familia pegaba fuerte.
Ahí aparecía su equipo:
- Compartir la comida con quienes estaban peor.
- Cuidarse entre todos cuando alguien se lesionaba.
- Recordarse mutuamente que nadie gana solo, aunque la final sea individual.
En la pista final, Ceci no era la más grande ni la más “imponente”.
Pero sí era la que mejor conocía cada obstáculo, cada truco, cada detalle del circuito. Mientras otros llegaban con fuerza bruta, ella llegaba con estrategia, experiencia y enfoque.
Y eso hizo toda la diferencia.
Ejemplos reales de una mente que decide no rendirse
Hay escenas del reality que Ceci nunca va a olvidar… y que tú tampoco cuando las escuchas:
Comer cucarachas… y seguir adelante
En los retos de “inframundo”, Ceci llegó a comerse 36 cucarachas a lo largo del programa, además de licuados con órganos y mezclas que daban náusea solo de olerlas.
Terminaba la prueba, salía a vomitar, tomaba agua, volvía a vomitar…
y luego regresaba a competir.
No se trataba de “aguantar por aguantar”, sino de decirse:
“Si ya pasé por esto, no me voy a ir a la primera.”
Dormir poco, sin reloj y sin quejarse (tanto)
Los días podían terminar a las 3 de la mañana y volver a empezar a las 6.
Sin idea de la hora, sin cama, sin baño cómodo.
El cuerpo se confunde, la mente también.
Ceci eligió una estrategia:
estar presente en el juego.
No pensar en lo que pasaba afuera, no instalarse en la queja, no vivir en el “cuando salga de aquí”.
Un día a la vez, una pista a la vez, un reto a la vez.

De odiar los bichos… a ser la que los saca de la casa
Al principio, no podía ni ver un insecto.
Cayó en un equipo donde nadie quería matar ni moscos ni arañas.
Tuvo que aprender a convivir con ellos.
De la niña que gritaba por una araña, pasó a:
- Dormir con bichos caminando cerca.
- Poner una tarántula en su rodilla.
- Hoy, ser la que en su casa se encarga de “rescatar” al bichito y sacarlo.
La naturaleza le enseñó que no todo lo que da miedo te quiere hacer daño.
La verdadera victoria: no subestimar tu propio potencial
Ceci ganó el reality.
Pero su mayor victoria fue otra:
“A mí me subestimaron muchísimo.
La primera semana alguien dijo que yo sería la primera en irme…
y fui la última en salir.”
Esa frase resume todo el viaje:
- De la chava “chiquita” a la campeona del circuito.
- De la estudiante que dudaba en darse de baja, a la mujer que mira atrás y sabe que esa decisión le cambió la vida.
- De tenerle pánico a los retos, a usar los retos como prueba de lo que sí puede lograr.
Y lo más poderoso:
lo que vivió en la selva ahora lo aplica en su día a día.
- Cuida su entrenamiento físico de forma constante.
- Le da importancia a la alimentación y a estar fuerte, no solo “delgada”.
- Sabe que una buena rutina, descanso, nutrición y apoyo profesional hacen que la mente también esté más clara para tomar decisiones.
No necesitas un reality extremo para vivir tu propio “antes y después”.
Tal vez tu reto es:
- Hacer ejercicio de forma constante.
- Atreverte a cambiar de trabajo.
- Decir que no a algo que ya no va contigo.
- Cuidar tu cuerpo con la misma disciplina con la que cuidas tu agenda.
Tu cancha puede no ser la selva, pero tu mente funciona igual:
siempre es más fuerte de lo que crees.
Cuidar tu cuerpo cuando entrenas tu mente
Si algo nos deja la historia de Ceci es que la disciplina se construye todos los días, no solo en un reality.
Eso incluye dormir mejor, organizar tu entrenamiento, escuchar tus emociones… y también darle a tu cuerpo los recursos que necesita para responder.
Nathaly habló de dos suplementos de Fort Core que pueden ser aliados para quienes entrenan, se mueven y quieren acompañar su proceso con apoyo nutricional adecuado:
🥤 Vegan Protein Premium Plus Fort Core
Proteína vegetal de chícharo con aminoácidos esenciales
Puede ser una opción para personas que:
- Buscan apoyar su ingesta de proteína cuando entrenan o tienen una vida activa.
- Prefieren fuentes vegetales para complementar su alimentación diaria.
- Quieren una forma práctica de integrar proteína en smoothies, licuados o snacks.
Creatina como apoyo en energía muscular y cerebral
La creatina es un nutriente que:
- Participa en la producción de energía a nivel muscular y cerebral.
- Se ha estudiado por su posible apoyo en actividades de alta intensidad y corta duración.
- Puede formar parte de una estrategia de entrenamiento diseñada por un profesional de la salud o del deporte.
Como siempre, lo ideal es que un especialista revise tu historia clínica, tu tipo de ejercicio y tus metas para ajustar dosis, horarios y combinaciones de suplementos.
Porque sí, la mente es la que decide no rendirse…
pero cuando la cuidas desde el cuerpo, el camino se vuelve mucho más sostenible. 💛
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